Hace una semana fue el aniversario de la muerte de Ivan Pavlov. Por eso, con este artículo pretendemos hacer un modesto pero rendido homenaje a su memoria y a su decisiva contribución a la Psicología.
Pavlov, es considerado uno de los padres de la Psicología Experimental por su descubrimiento sobre la respuesta gástrica de perros a estímulos sin “aparente” significado para el animal (lo que se denomina Condicionamiento Clásico.) No voy a entrar en la base científica de su descubrimiento porque daría para varios libros, pero sí quiero referirme a su lado humano y a las repercusiones de su trabajo para comprender nuestra conducta.
Era hijo de un sacerdote y empezó estudiando teología (tipo de estudios que compartió con Stalin) y de ahí pasó a estudiar medicina. Iván Pavlov vivió en la etapa más convulsa de la revolución soviética y fue dejado respetuosamente al margen durante todos esos años, quizá porque ya por esas fechas su nombre gozaba de un merecido prestigio en el ámbito científico internacional.
El caso es que su descubrimiento fundamental para la Ciencia de la Conducta animal y humana fue una serendipia es decir, ocurrió por pura chiripa, (en su camino para investigar una cosa, encontró por casualidad otra mucho más valiosa). Trabajando en su laboratorio, descubrió cómo el inocente sonido de una campanilla colocada en la puerta del laboratorio, provocaba la segregación de los jugos gástricos de los perros con los que realizaba sus experimentos. Todo ello en ausencia de estímulos que se llaman “incondicionados” como son la comida.
Este hallazgo “aparentemente tonto” nos ha permitido explicar cómo y porqué los seres humanos realizamos la mayoría de nuestras conductas y aprendizajes. Desde entonces sus aplicaciones en campos tan variopintos como la enseñanza, la publicidad, el adiestramiento animal, la terapia psicológica e incluso la economía han sido innumerables.
En fin… un cariñoso y agradecido recuerdo a Pavlov, a sus perros y a la bendita Serendipia. Pavlov fue premio Nobel de Medicina en 1904, tendrían que pasar setenta y siete años para que otro Psicólogo, Roger Sperry –con una vida apasionante- ganara otro Premio Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre los hemisferios cerebrales. Por cierto, el estadounidense R.Sperry entre otros títulos honoríficos contó con el de Miembro de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética y el de la Academia Pontificia de las Ciencias….
Eran otros tiempos.