En nuestro afán por dedicarle un día a todo lo que se mueve por el mundo y por nuestras cabezas, también hemos dado en dedicarle un día a la Felicidad. Hoy día 20 de marzo se ha acordado que sea el “Día de la felicidad”.
No voy a intentar definirla. Cada cual tendrá su idea de lo que significa esa palabra para sí, o no…. Pero sí voy a reivindicar el derecho a ser infelices, a sentir incomodidad, frustración…y, a pesar de todo, a sacarle partido a la vida. Después de todo, el cerebro humano viene programado biológicamente más para detectar la infelicidad que para sentirse feliz.
Hoy en día vivimos bajo el “Imperativo categórico” de tener que sentirnos felices todo el tiempo y de tener que demostrárselo al mundo; o si no, pensar que somos poco menos que individuos que no tenemos derecho a pertenecer a la especie humana.
Me revelo contra la tiranía del “wonderfulismo” que nos atosiga en las redes, los medios de comunicación y Hollywood (ah, y también en las películas de sobremesa suecas y alemanas de los fines de semana).
La palabra <<Felicidad>> se ha convertido en una consigna con la que iluminados, profetas de las redes y salva almas de YouTube, llaman a nuestros cerebros para que les abramos las puertas y ellos puedan colarnos sus panaceas facilonas.
La experiencia clínica demuestra que paradójicamente, cuanto más se persigue ese “Dorado mental” más se suele caer justo en su contrario: la Infelicidad.
Que las cosas no vayan siempre bien, que tengamos que afrontar dificultades, no necesariamente conlleva sentirnos desgraciados. (Y si nos sentimos desgraciados, también eso forma parte de ser nosotros y de la vida).
Hace unos años me entrevistaban en una radio sobre “el día de la Felicidad en el trabajo”. Yo respondía que ,dando por descontado que hay que atender a todos los derechos que cualquier persona se merece, antes que nada no trabajábamos para ser felices sino para poder comer y vivir dignamente y así alejarnos un poco de la infelicidad. Y que yo prefería sustituir esa palabra por el término “Bienestar emocional” en diferentes áreas de nuestra vida: familiar, personal, laboral y social.
Ese bienestar no es cuestión de cero o diez, existe una amplia gama de puntuaciones que fluctúan en cada momento del día o en diferentes etapas de nuestra vida.
La <<felicidad>> entendida como un diez en todos esos aspectos la conseguiremos muy pocas veces o nunca. A alguien en un momento le puede ir muy bien sentimentalmente, pero mal laboralmente; o bien en lo personal y mal en lo social…No pasa nada, es la vida…
Animo a quién lea estas líneas a que dedique unos minutos a reflexionar y a puntuar de cero a diez, cómo se siente en cada una de estas áreas: personal, social, familiar y laboral (quien tenga la suerte de tener un trabajo). Y a decidir qué podría hacer para mejorarlas aunque sea un poco.
Bueno, no voy a terminar estas líneas escribiendo “que seáis felices” como si os dijera “que seáis personas, o de más de un metro ochenta de altura, o del Real Madrid o del Barcelona, o algo por el estilo…”. Que cada uno sea lo que pueda y le dé la gana, faltaría más.